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10 2008
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Nuestra ola anómala irá lejos!

occupied faculties of La Sapienza, University Rome

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“Nosotros no pagaremos la crisis”, es con este eslogan que hace pocas semanas hemos empezado las movilizaciones dentro de la universidad “La Sapienza” de Roma. Un eslogan sencillo pero a la vez claro: la crisis global es crisis del mismo capitalismo, de la especulación financiera e inmobiliaria, de un sistema sin reglas ni derechos, de gerentes de empresas sin escrúpulos; esta crisis no puede recaer sobre la formación, desde la escuela hasta la universidad, la sanidad, los contribuyente en general. El eslogan se ha vuelto famoso, corriendo rápido de boca en boca, de ciudad en ciudad. Desde los estudiantes hasta los precarios, desde el mundo del trabajo hasta el de la investigación, nadie quiere pagar la crisis, nadie quiere socializar las pérdidas, en una situación en la que la riqueza ha sido dividida entre pocos, poquísimos, durante años.

Precisamente el contagio que se ha difundido estas semanas, la multiplicación de las movilizaciones en las escuelas, en las universidades, en las ciudades, es el que debe haber suscitado mucho miedo. Se sabe que el perro asustado muerde, así que la reacción del presidente Berlusconi no se ha hecho esperar: “policía en las universidades y las escuelas ocupadas”, “eliminar la violencia del país”. Justo ayer Berlusconi había declarado que quería aumentar las ayudas a los bancos y hacer que el estado y los gastos públicos fueran los garantes en última instancia de los préstamos a las empresas: en una palabra, recortes en la formación, menos recursos para los estudiantes, recortes en la sanidad, pero dinero para las empresas, para los bancos, para los particulares. Nos preguntamos entonces dónde está la violencia: ¿es violenta una ocupación o en cambio es violento un gobierno que impone la ley 133 y el decreto Gelmini, pasando de cualquiera discusión parlamentaria? ¿Es violento el disenso o los que quieren ahogarlo con la policía? ¿Es violento el que se moviliza en defensa de la universidad y de la escuela pública o los que tienen intención de eliminarlas para favorecer a los intereses económicos de pocos? La violencia está de la parte del gobierno Berlusconi; al otro lado, en las facultades y en las escuelas ocupadas, está la alegría y la indignación de los que luchan por su futuro, de los que no se conforman con ser arrinconados o constringidos a callarse, de los que quieren ser libres.

Nos han dicho que sólo sabemos decir que no, que no tenemos propuestas.
Nada más fuera de la realidad: las mismas ocupaciones y asambleas de estos días están construyendo una nueva universidad, una universidad hecha de conocimiento, pero también de socialidad, de cultura pero también de información, de conciencia. Estudiar es imprescindible para nosotros, por eso consideramos las protestas indispensables: ocupar para hacer que la universidad pública viva, disentir para poder seguir estudiando o investigando. Muchas cosas en la universidad y en las escuelas tienen que ser modificadas, pero lo que es seguro es que los cambios no pueden conseguirse a través de la de-financiación. Cambiar la universidad significa aumentar los recursos, sustentar la investigación, calificar los procesos de formación, garantizar la movilidad (desde el estudio hasta la investigación, desde la investigación hasta la docencia). En cambio la de-financiación solo tiene un objectivo: transformar las universidades en fundaciones privadas, decretar el fin de la universidad pública.

El plan está claro, los instrumentos también: la ley 133 ha sido aprobada durante el mes de agosto y frente al disenso de decenas de millares de estudiantes se reclama la policía. Este gobierno quiere destruir la democracia, por medio del miedo, por medio del terror. Pero hoy, desde “La Sapienza” movilizada y desde las facultades ocupadas decimos que nosotros no tenemos miedo y que desde luego no daremos marcha atrás. Más bien es nuestra intención hacer que el gobierno retroceda: ¡no pararemos de luchar hasta que la ley 133 y el decreto Gelmini no sean retirados! Y esta vez iremos hasta el final, no queremos perder, no queremos bajar la cabeza frente a tanta arrogancia. Por eso invitamos a todas las facultades movilizadas del país a hacer lo mismo: ¡quieren atacar las ocupaciones, entonces que ocupen otras mil escuelas y facultades!

Además, después del extraordinario éxito de la huelga y de las manifestaciones del 17 de octubre, convocados por los sindicatos de base, creemos que ha llegado el momento de dar una respuesta unitaria y coordinada en las plazas de nuestras ciudades. Proponemos dar vida a dos encuentros nacionales: el viernes 7 de noviembre un día de movilización con manifestaciones en todas las ciudades y el viernes 14 de noviembre en Roma una gran manifestación nacional del mundo de la formación, desde la universidad hasta la escuela, el mismo día en el que los sindicatos confederales han decretado la huelga de la universidad, día que hay que construir desde la base y viendo como protagonistas a los estudiantes, a los investigadores y a los profesores movilizados. De la misma manera consideramos útil aprovechar, con nuestras maneras de manifestar y con nuestros argumentos, de la huelga general de la escuela convocada por los sindicatos confederales para el 30 de octubre.

Lo que está pasando en estos días refleja una movilización extraordinaria, potente, rica. Una nueva ola, una ola anómala que no tiene intención de pararse, al contrario, quiere ganar. ¡Hagamos crecer la ola, hagamos crecer las ganas de luchar! Pretenden que seamos idiotas y resignados, ¡pero nosotros somos inteligentes y activos y nuestra ola irá lejos!

Desde las facultades ocupadas de “La Sapienza” de Roma, desde la universidad movilizada.

http://www.uniriot.org/