11 2006

Oportunidades Digitales, Imposibilidades Reales

La promesa pendiente de la “Industria Cultural” y el Cibercomunismo

Traducción de David Ayala Alfonso

Tere Vadén

La proliferación rápida y algo impredecible de la tecnología digital contiene un conjunto de prácticas mixto, si no contradictorio, que afecta diversos modos de producción y varios tipos de economías. Si consideramos la noción de égaliberté (la demanda incondicional de igualdad-libertad que trasciende cualquier orden existente) acuñada por el filósofo francés Etienne Balibar en el contexto de la tecnología digital, podríamos decir que, debido a su naturaleza única, la información digital tiene un tremendo potencial revolucionario. Como señaló en 1989 el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan: “La tecnología le hará al Estado cada vez más difícil el control de la información que recibe su gente. [...] El Goliat del totalitarismo será derribado por el David del microchip.” Todo esto es debido a un hecho simple: cualquier cosa que pueda ser representada en código digital, como una serie de unos y ceros, puede ser copiado a un costo muy bajo y sin pérdida con respecto al original. Una vez la infraestructura necesaria está en su lugar, la información digital no es un recurso escaso. En consecuencia, la cornucopia economía digital parece trascender las limitaciones físicas de las economías tradicionales.

De la misma forma, a nivel social, el mundo digital se ha visto como el primer germen de nuevas formas de organización, las cuales tendrán efectos políticos radicales. Organizaciones voluntarias de hackers y las diferentes actividades de la sociedad civil que son organizadas con la ayuda de Internet son vistas, por un lado, como proveedores de sangre fresca para el ideal habermasiano de la comunicación democrática y, por otro lado, como formas completamente nuevas de autoorganización y autogestión cívicas (para teorías de comunidades hacker, ver Castells 1996, Himanen 2000). Por ejemplo, mientras Michael Hardt y Antonio Negri (2004, pp 301ff) buscan ejemplos de nuevas multitudes, e interceden por éstos como modelos básicos de políticas futuras, Hardt y Negri se vuelcan hacia las comunidades del software de código abierto y actividades relacionadas. Cuando la naturaleza auto-organizativa de las comunidades hacker se combina con la observación de que el código digital no es un recurso escaso, obtenemos una utopía cibercomunista en la cual, organizaciones voluntarias y comunidades de trabajo no alienado se desenvuelven en una economía post-escasez (ver, Zizek, 2002, 2006, Merten 2000). Es aquí cuando la noción de égaliberté se encuentra con la economía de los recursos digitales: la información digital es una materia en crudo, herramienta y producto pueden ser abundantes, velando por una economía digital de compartir-y-compartir en las mismas condiciones. Esta idea es presentada por Slavoj Zizek con un patetismo característico:

“Sin embargo, ¿en realidad el capitalismo proporciona  el marco ‘natural’ para las relaciones de producción para el universo digital? ¿No existe también un potencial explosivo para el capitalismo en la World Wide Web? ¿No es acaso la lección del monopolio de Microsoft aquella Leninista: en vez de pelear el monopolio a través del aparato estatal (recordando la división de Microsoft Corporation por orden judicial), y por ende no sería más ‘lógico’ tan sólo socializarla, proveyendo acceso libre? Hoy, uno está tentado a parafrasear el conocido refrán de Lenin, ‘Socialismo = electrificación + poder de los soviéticos”: ‘Socialismo = acceso libre a la Internet +  el poder de los soviéticos.” (Zizek, 2002).

Entonces, no sólo tenemos las utopías del cibercomunismo, sino también los cambios internos en el modo de producción capitalista apoyado en la tecnología digital. Estas utopías y cambios son particularmente relevantes para las industrias creativas. La creación, circulación y comodificación de los artefactos culturales tiene lugar cada vez más por medios digitales y dentro de ambientes digitales. Dentro del modelo capitalista de la producción, esto ha llevado, primero, al reconocimiento de la creciente importancia económica de la producción creativa. La noción de la clase creativa de Richard Florida y los esfuerzos de varias naciones, incluida Finlandia, que se dirigen hacia el aceleramiento de sus exportaciones de productos culturales son prueba de ello. 

La segunda consecuencia es la creciente cantidad de atención que es prestada a las diferencia en las condiciones y modos operativos entre la economía comercial tradicional y la “segunda economía”, tal como fuese recalcado por la esfera digital. Una escuela completa de escritores (para un semblante, ver Lessig 2004) ha afirmado que adicional a la “primera” economía comercial, existe otra economía, llamada también economía amateur, economía del compartir, producción social, economía no-comercial, economía P2P, e incluso la economía del regalo. El problema que estos pensadores quieren señalar es que la “segunda economía” funciona bajo principios propios, y que cualquier intento de forzarla dentro del molde de la primera economía sería desastroso. Esta discusión se basa en las problemáticas de la propiedad de la información, el copyright y el diseño de arquitecturas de información.

La tensión entre las dos economías  aumenta para convertirse en dos visiones del mundo que pueden ser detectadas fácilmente en diferentes niveles sociales. Los investigadores de medios Colin Lanshear y Michelle Knobel (2006) han caracterizado éstas diferentes mentalidades o actitudes. En la primera, el énfasis está en el negocio tradicional, mientras que en la segunda se trata de desarrollar nuevos conceptos, vocabularios y prácticas que capturen la realidad de la creatividad social-digital.


Tabla 1: Algunas variaciones entre las mentalidades (Lankshear y Knobel 2006)

Mentalidad 1

Mentalidad 2

El mundo es más o menos lo que era antes, pero ahora está más tecnificado o está tecnificado de maneras más sofisticadas.

El mundo es muy diferente que antes, y en gran medida como resultado de la emergencia y la captación de las tecnologías electrónicas e interconectadas.

El mundo está apropiadamente interpretado y entendido ampliamente en términos físicos-industriales.

El mundo no puede ser interpretado y entendido adecuadamente solamente en términos físico-industriales.

El valor es una función de la escasez. El valor es una función de dispersión.

Una visión ‘industrial’ de la producción. Una visión ‘post-industrial’ de la producción.

– Productos como artefactos materiales

– Productos como servicios habilitadores.

– Concentración en la infraestructura y las unidades de producción.

– Foco en el aprovechamiento y la participación infinita.

– Herramientas para la producción

– Herramientas para la mediación y las relaciones.

Se enfoca en la inteligencia individual.

Enfoque en la inteligencia colectiva.

La experticia y la autoridad están localizadas en el individuo y en las instituciones.

La experticia y la autoridad son colectivas. Expertos híbridos.

Espacio delimitado y sirviendo a un propósito específico.

El espacio como abierto, continuo, fluido.

Relaciones sociales “de librería”. Un orden textual estable

Las relaciones sociales emergen del espacio digital. El orden textual se altera.

 

La esperanza en la emergencia de la segunda economía recae en la promesa de una post-escasez y un modo de trabajo no-alienado. Incluso, si una utopía cibercomunista se encuentra aún lejos, ¿qué comerán los hackers? ¿Será todo el mundo un hacker? –ya se puede sentir un cambio dentro de la primera economía. Al adoptar aspectos de la segunda economíaa, la primera intenta presentarse “con una cara humana”. De nuevo, esta imitación es percibida en varios frentes: escuelas y universidades que quieren expandir su alcance al proveer acceso al aprendizaje informal, utilizando herramientas de comunicación social, y presentándose como centro de interacción social, más que como instituciones formales y de poder; los estados nacionales quieren trasladar la atención desde las industrias tradicionales a la competencia en términos de diseño y experiencias de calidad; y las compañías invitan a sus clientes a co-crear sus próximos productos en un proceso en el cual, se supone que la innovación misma está diseminada e igualada. De nuevo, Zizek (2006) pone su dedo en el pulso cuando discute un nuevo modelo de negocio donde “nadie tiene que ser vil”. Un paso eliminado de la utopía del cibercomunismo, Zizek nombra este nuevo ideal de la primera economía bajo la apariencia de la segunda, “comunismo liberal”. Éstas son las reglas del nuevo capitalismo, nomádico, sin fricciones, y orientado a la industria cultural:

 

1. Debes regalar todo (acceso libre, sin copyright); sólo cobrar por los servicios adicionales, que te harán millonario.

 

2. Debes cambiar el mundo, no sólo vender cosas.

 

3. Debes compartir, consciente de la responsabilidad social.

 

4. Debes ser creativo: enfocarte en el diseño, las nuevas tecnologías y la ciencia.

 

5. Debes revelarlo todo: no tener ningún secreto, abrazar y practicar el culto de la transparencia y el libre flujo de la información; toda la humanidad debe colaborar e interactuar.

 

6. No debes trabajar: no tener un trabajo con horario fijo de 9 a 5, pero sí emprender procesos de comunicación dinámicos, inteligentes y flexibles.

 

7. Debes volver a la escuela: participar de la educación de forma permanente.

 

8. Debes actuar como una enzima: no trabajar sólo para el mercado, sino también desencadenar nuevas formas de colaboración social.

 

9. Debes morir pobre: devolver tu riqueza a aquellos que la necesitan, ya que tienes más de lo que puedes gastar.

 

10. Debes ser el estado: las compañías deben trabajar en colaboración con el estado.

(Zizek 2006)

Todo esto está muy bien, tal y como va. Pero así como muchas otras formas de la primera economía que apropian características de la segunda, la economía del comunismo liberal olvida de forma conveniente las condiciones estructurales esenciales de su propia existencia. Para que Bill Gates pudiese dar grandes sumas de su fortuna a la caridad, primero tuvo que colectar su riqueza utilizando despiadadas prácticas de monopolio. En términos más generales, “Los países desarrollados están ‘ayudando’ constantemente a los no desarrollados (con créditos y otras ayudas), y de esta manera evitando la cuestión clave: su complicidad y responsabilidad por la miserable situación del Tercer Mundo. La noción clave es Outsourcing. Se exporta el lado oscuro (necesario) de la producción –labor disciplinada y jerárquica, contaminación – a ubicaciones ‘no-inteligentes’ en el Tercer Mundo (o invisibles para el Primero).” (Zizek 2006). Lo que se esconde detrás del comunismo liberal, de forma deliberada o no, es la violencia estructural inherente al capitalismo global.

Zizek señala que el comunismo liberal puede funcionar sólo enmascarando la violencia estructural (económica, social y política) en donde se realiza la ‘subcontratación’ de dichas prácticas. Contra esto, él insiste en un universalismo realq que trascienda todas las identidades locales (étnicas, nacionales, de género, etc.). Para Zizek, Las identidades locales no son una fuerza que se opone al capitalismo global, ya que es muy sencillo manipular, crear y comercializar dichas identidades. Se podría preguntar, sin embargo, si la utopía del cibercomunismo en sí misma contiene una cierta cantidad de violencia estructural, una violencia que ya es familiar desde etapas tempranas del cambio cultural.

Procedamos de acuerdo con la hipótesis de que las áreas referenciadas por la frase “industrias creativas” son precisamente los lugares donde se discierne sobre el sesgo estructural y la violencia subsiguiente de las utopías cibercomunistas. Ya que el movimiento del software gratuito/de código abierto es presentado de manera tan frecuente como el paradigma de las nuevas formas de trabajo intelectual, consideremos por un momento a la joya de la corona de dicho movimiento, el sistema operativo GNU/Linux. Está disponible para que cualquier persona lo utilice, modifique y redistribuya en la red. En 2002, se estimaba que una distribución típica de GNU/Linux (Debian) contiene más de 55 millones de líneas de código fuente , y que si hubiese sido creado utilizando metodologías tradicionales de desarrollo de software propietario, su costo habría sido de 1900 millones de dólares (Gonzáles-Barahona et al., 2002). Esto ocurría en 2002, y ahora mismo, esta cifra habría aumentado. Es fácil ver que este tipo de valor creado y distribuido gratuitamente es de hecho algo no visto con anterioridad: semillas de intercambios de productos no-básicos. EL hecho de que GNU/Linux tenga un inmenso valor de uso para miles de personas alrededor del mundo muestra cómo las comunidades auto-organizadas y que cooperan gratuitamente pueden realizar trabajo real. La transferencia de habilidades y conocimiento que se desarrolla en la comunidad de Linux puede ser uno de los mejores ejemplos que hay de una organización voluntaria global.

Sin embargo, las estructuras de inequidad aparecen rápidamente. Muchos desarrolladores del núcleo de Linux son hombre relativamente jóvenes. Además, la mayoría proceden de Norteamérica o Europa. En el caso de Debian, esto se cumple. Típicamente, los desarrolladores han recibido algún tipo de educación formal, y el número de personas con doctorados en este grupo es bastante alto, más del 10% . De nuevo, la mayoría de los desarrolladores vienen del Norte global (ver, Mikkonen et al., 2006). Éste sesgo geopolítico no es tan sólo un hecho histórico, un fósicl creado por la iniciación de estos proyectos en el norte. Durante 15 años o más que los proyectos han estado en desarrollo, sólo ha ocurrido un cambio menor, con programadores individuales en Brasil, India y otros países del sur involucrándose. De hecho, hay tantas razones para creer que las divisiones económicas en el mundo real se multiplican en el mundo digital como para creer que existen motivos para cree que la tecnología digital podría cerrar estas brechas. SI consideramos el hecho de que, durante el año que va entre el verano de 2005 y el verano de 2006, el núcleo de Linux recaudó más código del dominio .mil (militar) que de la mayoría de los países del tercer mundo, inmediatamente tenemos una sensación de que el viejo colonialismo continúa, pero con un nuevo disfraz.

O pensemos en otro proyecto igualmente celebrado, la enciclopedia libre online Wikipedia (www.wikipedia.org). La versión en inglés de Wikipedia tiene cerca de 1.5 millones de artículos (4.10.2006), y las versiones en otros idiomas se desarrollan rápidamente. De nuevo, el trabajo se basa en la idea de la cooperación voluntaria en los términos de la “segunda economía”. Actualmente Wikipedia maneja una política del “Punto de Vista Neutral” (PVN): cuando se discuten cuestiones controversiales, los artículos de Wikipedia deben reflejar todos los puntos de vista significativos, de manera justa y sin sesgo”. El PVN es, conscientemente, un punto de vista, no la ausencia de todos los puntos de vista. Esto significa que como las Enciclopedias de la Iluminación, la Wikipedia tiene una racionalidad propia. El racionalismo excesivamente positivista de la Ilustración ha sido ampliamente criticado por más de cien años. Hemos aprendido que, más que ser una bendición para toda la humanidad, como se pensaba, la racionalidad Ilustrada significaba que la supresión, si no peor, de diferentes racionalidades y de la gente que creía en ellas. Mientras el PVN de Wikipedia no es tan rebioso como las formas más virulentas de la racionalidad Ilustrada, es claro que la prominencia creciente de la información ‘Wikipediefiada’ será corrosiva con respecto a ciertos tipos de racionalidades comunitarias y religiosas, entre otras.

De la misma forma, para que Wikipedia funcione, necesita un cierto tipo de masa crítica (para resistir el vandalismo, para promover el crecimiento del contenido, la diversificación de los roles de los colaboradores, etc.). Mientras sea menor la comunidad (lingüística), menores serán las posibilidades de una Wikipedia vibrante. Además, masa crítica significa normalización, lo que en sí misma opera en contra de ciertos tipos de identidades comunitarias. Desde el punto de vista del usuario, el hecho de que la Wikipedia en Inglés sea mejor que, por ejemplo, la versión Suomi (Finlandesa), proporciona un impulso adicional hacia un idioma hegemónico y sus valores.

Estos dos pequeños ejemplos deberían servir para mostrar que la utopía cibercomunista no es de ningún modo neutral con respecto a las identidades locales. De hecho podríamos sospechar que las estructuras de poder de la primera economía son visibles en la esfera digital. Si éste es el caso, se revela un nuevo aspecto del impulso hacia la cultura como el campo de juegos para el comercio. Las posibilidades para que áreas lingüísticas pequeñas como Finlandia desarrollen un negocio exitoso desde las industrias creativas son desoladoras, a pesar de las oportunidades digitales. Los Sibelius y los Aaltos de las generaciones anteriores aprendieron su oficio desde Europa, y al infusionarlo hábilmente con el “colorido local”, lo vendieron de nuevo a su fuente. Compositor clásico o arquitecto moderno son ocupaciones europeas, y un finlandés puede tener éxito en éstas sólo en la medida en que pueda volverse europeo. ¿Por qué serían diferentes las cosas con respecto a la creación digital? Para estar seguros, Finlandia es una nación rica, altamente modernizada, con una población bien educada. Ésta es una de las razones por las cuales la tecnología de punta ha sido uno de nuestros casos de éxito. Pero, ¿dónde está la cultura Finlandesa, por ejemplo, en un teléfono Nokia? Muy poco. Incluso el diseño de los teléfonos es un estilo global reciclado, con pocas mejoras, y la producción es subcontratada a un punto tal que nadie quiere saber sobre el rastro tóxico que conduce a las minas ilegales en Nigeria. Si la promesa del “cibercommunimismo creativo” es una promesa vacía, como en el caso de Finlandia, ¿cómo son las condiciones en otras áreas, igualmente pequeñas, pero menos ricas?

Correspondiendo con la demanda del mercado de teléfonos móviles estilizados, hay cero demanda por las partes no-europeas de la cultura Finlandesa, tal como la eräkirjallisuus (“literatura popular[1]”), donde los viajes de cacería y pesca se describen en variaciones interminables bajo la fórmula del cuento corto. Este tipo de literatura no es políticamente correcto, ya que implica la matanza de animales, es leída y escrita por hombres que no pertenecen a las élites, y siempre gira de forma ritual alrededor de la misma narrativa: dejar el hogar para ir a la naturaleza, cazar o pescar, y ganar algo en el proceso. No hay cantidad alguna de dinero que lave la incorrectitud política de eräkirjallisuus y la haga atractiva para el público europeo o global. Mejor  escribir novelas de detectives –un género europeo – con sabor local; el acenso del la (novela) detectivesca escandinava aún puede ser evidenciado.

Todo esto apunta a hecho de que, en el caso de las culturas y áreas lingüísticas pequeñas, los problemas y posibilidades de la era digital son significativamente diferentes de aquellos de los jugadores más grandes y predominantes. También significa que los intentos por entender la labor intelectual de las industrias creativas no pueden recaer de forma exclusiva en las herramientas creadas en las discusiones críticas en el corazón de Europa. Los post-post-ismos surgiendo desde Italia hasta Francia tienen apenas tienen buena acogida en un contexto que hasta ahora entra en la fase que los críticos culturales como Adorno describieron en sus escritos clásicos de posguerra. En Finlandia, la primera generación que gusta de comprar, y que nunca ha estado preocupada por ahorrar dinero y no gastarlo, apenas está emergiendo. De la misma forma, un público masivo para las telenovelas constituye un fenómeno reciente. Por consiguiente, el análisis crítico de una sociedad de masas y de una industria cultual está captando gran interés en el mismo momento en que, a su vez, está siendo relegada. Esto pone de relieve de forma clara la visión expresada por el líder indígena americano Russell Means en un discurso de 1980: “No puedes juzgar la verdadera naturaleza de la doctrina revolucionaria europea sobre la base de los cambios que ésta propone dentro de la estructura de poder y la sociedad europeas. Sólo puedes juzgarla por los efectos que tendrá en las comunidades no-europeas.”


{{em_rgencia} 03: http://issuu.com/em_rgencia/docs/em_03web


Bibliografía (en Inglés)

Castells, Manuel (1996). The Rise of the Network Society. London: Blackwell.

González-Barahona, Jesús M.; Ortuño Pérez, Miguel A.; de las Heras Quirós, Pedro; Centeno González, José; Matellán Olivera, Vicente (2002). “Counting potatoes: The size of Debian 2.2” Retrieved 4.10. 2006 from http://people.debian.org/~jgb/debian-counting/counting-potatoes/

Hardt, Michael and Negri, Antonio (2004). Multitude. London: The Penguin Press.

Himanen, Pekka (2001). The Hacker Ethic. Random House, New York.

Lankshear, Colin & Knobel, Michelle (2006). “Blogging as Participation: The Active Sociality of a New Literacy.” Retrieved on 4.10. 2006 from http://www.geocities.com/c.lankshear/work.html

Lessig, Lawrence (2004). Free Culture. London: Penguin.

Means, Russell (1980). “For American to Live, Europe Must Die” Retrieved on 4.10. 2006 from http://www.russellmeans.com/speech.html

Merten, Stefan (2000). “GNU/Linux - Milestone on the Way to the GPL Society”. Retrieved on 4.10. 2006 from http://www.opentheory.org/gplsociety/text.phtml

Mikkonen, Teemu; Vainio, Niklas & Vadén, Tere (2006). "Survey on four OSS communities: description, analysis and typology" in Nina Helander & Maria Mäntymäki, Empirical Insights on Open Source Software Business, eBRC Research Reports 34, Tampere 2006.

Reagan, Ronald (1989). Speech at London's Guildhall, 14 June 1989. Quoted in Kalathil, S. & Boas, T.C., 2003, "The Conventional Wisdom: What Lies Beneath?" First Monday, volume 8, number 1. Retrieved 2.4. 2004 from http://www.firstmonday.dk/issues/issue8_1/kalathil/kalathil_chapter1.html

Zizek, Slavoj (2002). “A Cyberspace Lenin: Why Not?” International Socialism Journal, #95 Summer 2002. Retrieved 4.10. 2006 from http://pubs.socialistreviewindex.org.uk/isj95/zizek.htm

Zizek, Slavoj (2006). "No one has to be vile." London Review of Books, Vol. 28 No. Retrieved on 4.10. 2006 from http://lrb.co.uk/v28/n07/zize01.html

 



[1] El término utilizado en la versión original del artículo se refiere más a expresiones como “salvaje” o “yerma”. El término popular se utiliza como una forma general del término, debido a la inexactitud de estos términos para nombrar esta expresión cultural, al momento de su traducción (N. del T.)

http://eipcp.net/policies/cci/vaden/es
Oportunidades Digitales, Imposibilidades Reales